El juego infantil
se define como una actividad placentera, libre y espontánea, sin un fin
determinado, pero de gran utilidad para el desarrollo del niño. Las connotaciones
de placentera, libre y espontánea del juego son fundamentales y por tal razón
debemos garantizarlas con nuestro acompañamiento inteligente.
Sigmund Freud decía
muy acertadamente: “Un niño juega no solo para repetir situaciones placenteras,
sino también para elaborar las que le resultaron dolorosas o traumáticas”. La
ludoterapia es un elemento bien importante para muchos tratamientos, y, en ese
sentido, en la medida en que el juego permite aflorar una gran cantidad de
situaciones que angustian a los niños, va a servir muchísimo como terapia.
Beneficios del juego infantil
Ø Es
indispensable para la estructuración del yo.
Ø Le
permite al niño conocer el mundo que lo rodea y adaptarse a él. Pensemos en
cómo las situaciones del juego van creando en el niño mecanismos adaptativos
que hacen que lo ejecute cada vez más fácilmente y con menos estrés, con
dominio creciente del entorno.
Ø Es
fundamental para que el niño aprenda a vivir. Ese es uno de los aprestamientos
principales que tiene esta connotación lúdica.
El juego como medio
educativo es un elemento muy significativo, porque:
Ø Enriquece
la imaginación; se sabe, y los pedagogos lo tienen muy claro, que el juego
aporta mucho en el proceso creativo.
Ø Desarrolla
la observación, ejercita la atención, la concentración y la memoria.
Los
juegos no tienen que ser elaborados ni complejos. Esta es una de las cosas
bonitas de los niños, que muchas veces los juegos más elementales y simples
tienen una connotación importantísima, por ejemplo, cuánto disfruta el niño
montado a caballo en un palo de escoba, o arrastrando a su hermana en una caja
de cartón, frente a otras cosas de la modernidad, que no le despiertan una
atención tan grande.
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